jueves, 5 de junio de 2008

Belfry town

"¡Cómo la conciencia de no tener un hogar en ningún sitio había logrado paralizarlo y asfixiarlo interiormente!"

Robert Walser -El ayudante.

Prefiero las ciudades bajas, con pocos edificios que sobresalgan y que, preferiblemente sean campanarios u objetos por el estilo. Mis gustos en arquitectura son tan rudimentarios como mis conocimientos; una prueba de esto es mi insistencia en que cualquier edificio tenga un campanario.

He pasado algunos días en una ciudad baja, pero que tiene su impenitente nariz apuntada hacia el firmamento. Debo mencionar que tampoco me gustan las ciudades que apuntan con su nariz de ese modo, es decir, las que pretenden crecer. Es una ciudad con un trazado urbano típicamente español, es decir, poco original; tiene su iglesia clásica, que se ve mejor cuanto más lejos está, frente a la plaza principal. El concepto de plaza principal también es español. La ciudad es un satélite de esta plaza.

Tengo entendido que en el siglo XIX esta ciudad fue premiada por plagiarle el plano urbano a Baltimore. Era una época en la que se daban premios por diversos logros. Tal vez hubiera sido bueno vivir en Chivilcoy entonces.

Yo nací más de cien años más tarde, después me mudé a otra ciudad a la que amenazan darle otro premio diferente si se deshace de los carteles publicitarios vulgares y termina algunas construcciones céntricas inconclusas. Creo que la van a nombrar la mejor ciudad del mundo o algo así. Es verdad que La Plata tiene hermosas plazas, una interesante variedad de estilos arquitectónicos, que van desde el bizantino hasta el neogótico y que, de vez en cuando, hay algún recital de piano. Pero todo el mundo, aun los que ofrecen premios, parecen olvidarse de que las ciudades están repletas de personas y que eso es un mal irreparable.

Una ciudad con campanario, en algún lugar montañoso y frío: no podría seguir adelante si no me engaño con la posibilidad de que mis días terminen alguna vez en un lugar así. Creo que entonces hasta toleraría a las personas y, lo que es más razonable y real, toleraría que las personas me soporten a mí.

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