Jean Racine -
¡Arcanos indescifrables! sombras del siciliano, malabares de rostros matinales, la magna fealdad de la mañana, la consecuente falta de oportunidad de la vigilia. Arcanos descifrados, una ciudad que se despliega obscenamente a la luz del día, que expresa todos sus pensamientos, improcedente, que muestra lo privado, lo oculto. Hay arcanos que no deberían ser descifrados. La mañana tal vez sea uno.
Me alivia saber que envejecí. Lo sentí en todas mis fibras está mañana, al darme cuanta de cuanto me alegraba no haber salido por la noche, cuanto me alegraba saber que puedo pasar noches inocentes, haciendo cosas sencillas, inocuas, como dibujar sin parar y recuperar de a ratos cierto entusiasmo, sin tener ninguna deuda con mi juventud. Juventud, otro arcano, también descifrado, uno que se ocultaba sin ocultar nada.
Qué alivio da la certeza de que se ha ido o, por lo menos, la promesa de que se irá.
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