jueves, 5 de junio de 2008

Some saturday or forgotten Sabath

“Oh sol! porque el funesto día alumbrar quisiste con tus rayos, dejárasle por siempre en sombra envuelto,¿porque alumbra tu luz tan negros crímenes, puedes ver sin horror tales sucesos?”

Jean Racine -La Tebaida.



¡Arcanos indescifrables! sombras del siciliano, malabares de rostros matinales, la magna fealdad de la mañana, la consecuente falta de oportunidad de la vigilia. Arcanos descifrados, una ciudad que se despliega obscenamente a la luz del día, que expresa todos sus pensamientos, improcedente, que muestra lo privado, lo oculto. Hay arcanos que no deberían ser descifrados. La mañana tal vez sea uno.

La Plata es un ciudad húmeda, llueve con frecuencia y con impunidad, casi se puede nadar en su atmósfera. Es untuosa, como un mar de bilis, a veces hay niebla, por la proximidad del río, todo es untuoso entonces. El invierno la ha enrarecido un poco, pero la mañana la ha convertido en el umbral a una dimensión indeseada. Otro arcano que no hay que descifrar, La Plata, a las orillas de un río de linfa.

Me alivia saber que envejecí. Lo sentí en todas mis fibras está mañana, al darme cuanta de cuanto me alegraba no haber salido por la noche, cuanto me alegraba saber que puedo pasar noches inocentes, haciendo cosas sencillas, inocuas, como dibujar sin parar y recuperar de a ratos cierto entusiasmo, sin tener ninguna deuda con mi juventud. Juventud, otro arcano, también descifrado, uno que se ocultaba sin ocultar nada.

Qué alivio da la certeza de que se ha ido o, por lo menos, la promesa de que se irá.


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