lunes, 2 de junio de 2008

Open doors, makes me wrong



We think of the key,
each in his prison. Thinking of the key,
each confirms his prison"


T. S Eliot -The waste land



No siempre será de utilidad salir a buscar oxigeno a las plazas. No siempre habrá plazas, no siempre habrá oxigeno. Durante el día brotan, a la luz, cuernos y colas de criaturas que se esfuerzan por emerger al mundo. El suelo se vuelve basalto líquido. No es fácil verlo, pero todo está ahí: las paredes chorrean plasma, mientras las personas se convierten en pesadillas. Una joven arrastra un gran peso por una calurosa ciudad, lo sé nada más porque la imagino y quisiera cargar su peso. La noche cae, el cielo se nubla, se extingue la luz, no obstante, el sol nunca se pone.

Las calles están llenas de fantasmas. Un barrendero diserta con Adriano acerca de la construcción de acueductos. Un joven frustrado le pide la hora al rey Ras Tafari, que resulta no llevar reloj. El intendente de la ciudad ha salido con gesto de satisfacción y le ha dicho a Adriano que hizo un buen trabajo limpiando las veredas.

Descubro, de pronto, que salí sólo porque la puerta no estaba bien cerrada. No siempre serán útiles las puertas. Imagino cientos de cuervos aterrizando con provisiones en sus negros picos, algunos ven en mí a un espantapájaros, entonces golpean en la casa contigua. Algo me dice que debo volver, que la puerta sigue abierta, que estoy a tiempo para volver y encerrarme con más cuidado.

En una esquina, un grupo de mongoles ha improvisado una camerata y trata de interpretar el concierto de violín de Bartok. No siempre habrá plazas, ni oxigeno. Adriano le hace un gesto de deferencia al intendente. Hay cosas que están mal, hay errores por doquier, pero no hay nada que pueda hacer.


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