jueves, 5 de junio de 2008

Dialéctica












La Historia tiene sus propios correctores. Tiene sus errores, sus faltas de congruencia, sus pequeños desencuentros consigo misma, pero cada tanto aparece algo o nace alguien para enmendar.

Yo, tal vez, hoy, después de quinientos años, haya venido al mundo para intervenir por las masacres de la colonización o para impedir la conflagración de la Roma de Nerón. Lo más probable es que haya venido a hacer las veces de antítesis: estoy aquí para ser superado, barrido del camino para arribar a resoluciones. Quizás jamás logré revelarle a Napoleón cuales fueron sus fallas en Waterloo, pero estoy seguro de poder abstenerme de morir en sus filas o en las rivales, o de ser él mismo.

Hemos venido a reparar las estupideces del pasado. Las viejas torpezas, las viejas e insoportables torpezas, deben ser sustituidas por nuevas y mejores. El presente es tan egoísta y arrogante que podría proclamar sus propios errores y sus mayores atrocidades como la solución, la reparación, la denuncia o la superación de los viejos; la verdad es que no son nada menos que la síntesis de estos.

1 comentario:

Unknown dijo...

y bueno dicen por ahi k estamos obigad@s a repetir las cosas hasta que aprendamos... aunke aveces me pregunto quien me ha dicho que hay algo ke aprender

Un beso
¨Pd. Le estreno el blog ya ke se ha vuelto tan odioso ke para ke le digo....