jueves, 5 de junio de 2008

Blue pneumonia








"But these are flowers that fly and all but sing:
And now from having ridden out desire
They lie closed over in the wind and cling
Where wheels have freshly sliced the April mire."

Robert Frost –Blue-Butterfly Day.


Es difícil sobrellevar un día de lluvia con zapatos resbaladizos. Creo que hubiera soportado con más dignidad que me cayera una de esas gigantescas piedras de granizo o me hubiera partido un rayo de los tantos que hubo.

Llovía durante toda la tarde. Nosotros buscábamos un arcano en una alcantarilla.
Nos faltaban pistas, pero un sapo había ofrecido guiarnos. Empezó por mostrarnos que las alcantarillas, en esta ciudad, están en la superficie. Nos condujo hasta un lugar seco, donde un hada trataba vanamente de convertirlo en hombre, y comenzó, con sus ojos redondos, hinchados de humores, a leer en silencio algo que no entendimos pero que tomamos como una plegaria.

Un búho convenció a las hadas de que se fueran por donde habían venido, es decir, por la ventana. El sapo eructó una fórmula ceremonial.
Fuimos despedidos, en medio del temporal, por el batracio que nos agradecía haber elegido sus servicios y que nos llamaría para arreglar sus honorarios. Una lombriz gigante nos acompañó hasta el centro de la tormenta."Recuerden que la alcantarilla está aquí", dijo la lombriz, señalando con el extremo que parecía ser la cola la extensión inundada de la ciudad.

En el barro los zapatos resbalan menos. Pero hay poco barro en una ciudad o lo hay donde uno no lo necesita. Pronto me encontré solo, habiendo olvidado todo sobre el arcano que buscábamos, todo sobre mi compañero de búsqueda, habiendo olvidado todo, todo. Entendí que esa era una realidad razonable: el sueño, el delirio de alguien que flota en aguas gélidas, con la promesa de que lo abandone el aliento. No podía hacer nada. "La alcantarilla está en vosotros", había dicho el inmundo sapo, aunque puede que haya sido una oruga, una polilla, "la alcantarilla sois vosotros, buscad allí el arcano", y luego agrego, "no olvidéis mis honorarios". Granizo, zapatos lisos, rayos y centellas, pero nada tan letal como una fría vigilia. Morir es como dejar de dormir, pensé, como dejar de dormir justo cuando se estaba resolviendo un sueño. Morir: despertar

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